Biotecnología: ¿la nueva Meca de los mercados financieros?

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El índice sectorial de la bolsa tecnológica Nasdaq creció un 65% durante 2013 y también se disparan las acciones europeas de estas compañías, que en su inmensa mayoría son pymes dedicadas a desarrollar la medicina del futuro. A tal punto crece el atractivo que ya se habla de un principio de burbuja en EEUU, en un sector donde muchas empresas todavía no aportaron resultados concretos.

Blockbuster” es un término que, para el común de los argentinos, recuerda a la cadena de videoclubes que funcionó en el país hasta 2010. Pero que para la industria farmacéutica representa el Santo Grial que todos persiguen sin descanso. Un blockbuster es un medicamento que logra un volumen de facturación superior a los u$s1.000 millones anuales y que se convierte en la gallina de los huevos de oro para cualquier laboratorio.

El problema es que en la última década comenzaron a escasear estos grandes éxitos comerciales (el mayor de todos fue el Lipitor, un fármaco que ayuda a reducir el colesterol, cuyo pico de ventas – u$s13.700 millones– fue alcanzado en 2006), por lo que muchos en la industria comenzaron a mirar a la biotecnología (que consiste en el desarrollo tecnológico basado en el uso de organismos vivos para crear productos y transformar procesos de producción en medicina, agro y alimentos) como tabla de salvación de los laboratorios farmacéuticos. Hoy, cada vez más empresas biotecnológicas se están convirtiendo en estrellas de los mercados financieros por su potencial de generar inmensos ingresos gracias a sus descubrimientos aplicados a la medicina.

Para tener una idea del grado de atractivo que ha alcanzado la industria, basta con observar el fabuloso crecimiento que tuvo el índice sectorial Nasdaq Biotechnology durante 2013 (se incrementó en un 65%), convirtiéndose en el de mayor rentabilidad de la bolsa tecnológica de Nueva York. Además, durante el año pasado se dio un boom de salidas a bolsa de empresas biotecnológicas: surgieron 37 nuevas compañías que recaudaron unos u$s 2.700 millones, todo un récord que se destaca aún más cuando se tiene en cuenta que las firmas del sector son todas pymes. Hay compañías como Aegerion Pharmaceutical (especializada en el desarrollo de terapias para pacientes con enfermedades raras), que pasó de una capitalización bursátil de menos de u$s 400 millones a más de u$s 2.000 millones en pocos meses, o fondos de inversión especializados, como el Dexia Equities Biotechnology, que ganó más de un 220% entre 2009 y 2013. Otro dato que también vale la pena tener en cuenta es que el valor en bolsa de las 70 empresas biotecnológicas estadounidenses que hicieron su oferta pública de acciones entre 2012 y 2013 alcanzó los u$s 39.000 millones, un monto equivalente al 25% del gigante Facebook.

El crecimiento del valor de estas empresas ha sido tan meteórico (en Europa también se está dando este fenómeno, principalmente en la bolsa de París) que son varios los analistas que hablan de un principio de burbuja especulativa en EEUU (“hay un recalentamiento que comenzó en el mercado estadounidense”, según Franck Sebag, responsable de salidas a bolsa de Ernst & Young). Y no olvidan que, a pesar del significativo crecimiento de estos últimos años, las acciones del sector mantienen una elevada volatilidad, producto de su modelo de negocios, donde el riesgo de fracaso en el proceso de investigación puede llegar a ser muy alto.

En realidad, la inversión en acciones biotecnológicas tiene mucho de apuesta a todo o nada, porque varias de estas compañías todavía no tiene ningún producto para vender, puesto que muchos de sus desarrollos se encuentran en la fase I de investigación (cuando no está comprobado que sean exitosos). Según un informe de la consultora Invest Securities, “algunas empresas todavía no han demostrado la eficacia de sus desarrollos en el ser humano. En consecuencia, los inversores tienen que ser muy prudentes. Porque desde el punto de vista estadístico, un producto que se encuentra en fase 1 de ensayos clínicos tiene una chance sobre 10 de alcanzar su comercialización. Es un sector extremadamente riesgoso”.

Héctor Ara, presidente del laboratorio español Suanfarma, agrega que “la biotecnología es sin dudas un sector innovador de alto riesgo y hace falta mucho tiempo para generar ganancias. Pero también cuenta con una muy alta rentabilidad en los proyectos que tienen éxito”. Y esta es una clave de por qué los inversores y los fondos de capital de riesgo (venture capital) se están volcando en masa en la industria.

¿Por qué ahora? Vale la pena tener en cuenta que en el año 2000 hubo un estallido de una burbuja especulativa en acciones de compañías de biotecnología (a la par de la de las punto com), motivado por las expectativas que había en ese momento respecto del pronto uso comercial de la secuenciación del genoma humano (que finalmente se alcanzó en 2003), lo que abría la puerta al desarrollo de múltiples medicamentos y terapias más eficientes. Pero el proceso de comercialización se demoró más de lo previsto y es recién ahora que se están cosechando los frutos de ese gigantesco trabajo de investigación. Hoy, más del 50% de los medicamentos comercializados por estas pymes biotecnológicas son el resultado de esta decodificación del ADN.

Por otra parte, en este boom también tienen que ver los mercados emergentes y su pérdida de atractivo, ya que cada vez más inversores internacionales deciden repatriar sus colocaciones hacia los países desarrollados. Sin embargo, los analistas recomiendan no perder de vista el nivel de volatilidad de esta clase de inversiones. Y recuerdan que desde fines de febrero el índice Nasdaq Biotechnology perdió casi un 20%, lo que interpretan como una corrección y una fuerte toma de ganancias.

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