12
2013Un conductor de felicidad
Siendo líder de una de las grandes empresas de servicios profesionales a nivel internacional, Javier Casas Rúa, Territory Senior Partner de PwC Argentina, no se limita al mundo empresarial. Apunta a otimizar su performance laboral a través de una vida sana y recuerda que el equilibrio espiritual, la recreación artística y el deporte son pilares fundamentales.
A principios de los años ’80, vivió un episodio que se convirtió en un punto de inflexión. Ejercía como gerente -con apenas 10 años en la compañía, hoy suma 31 años de trabajo-, cuando sufrió un impacto psicosomático, que lo alejó por un tiempo de la oficina. El impasse le sirvió para evaluar algunos aspectos personales y de su trayecto laboral. Incluso, hasta abrir una librería se transformó en una opción. Pero, al fin, decidió continuar en la empresa.
Esa nueva etapa la encaró con medidas alternativas para entrar en un estado de bienestar más profundo. Desde entonces, supo que la clave estaba en reinventarse a uno mismo.
Para el ejecutivo, hoy, la situación laboral es distinta. Ahora, los jóvenes tienen una concepción totalmente diferente a la que teníamos nosotros. Construyen su vida en el día a día, señaló. Por ello, a las nuevas generaciones hay que proponerles un estado de bienestar, que la pasen bien, se formen y desarrollen, y den lo mejor de sí a la compañía durante los años en que están. A su vez, dijo que el mandato de los jóvenes es ser feliz y que los líderes de hoy somos conductores de felicidad.
Esta idea no siempre es bien recibida por empresas con lineamientos más tradicionales. Culturalmente cuesta que todos entiendan este cambio cualitativo, dijo. El propio Casas Rúa admitió que el mandato paterno fue muy fuerte a la hora de elegir su profesión. No obstante, opinó que, en la actualidad, «no es tan relevante el título o el posgrado, sino lo que sabemos hacer». Destacó como una ventaja el libre acceso al conocimiento global. Podemos construir nuestro propio desarrollo, resumió. La mirada positiva es que esta época se puede aprovechar para recapitalizarse.
Fuente: El Cronista