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Novedades Publicado por admin
En un mano a mano exclusivo con Clase Ejecutiva, Pergolini habló de todos y de todo. La entrevista tuvo dos estadíos: el Teatro Vorterix y finalmente su oficina, en la que dialogamos durante más de 60 minutos. Amable en el trato y buen anfitrión, optó por su sede de Colegiales para la entrevista. Su particular GPS sin dudas lo liga a este tradicional barrio porteño en el que su pasado (Rock & Pop), su presente (Vorterix) y su futuro (la familia) se encuentran en un radio en el que los embotellamientos no lo afectan.
¿Cómo ves hoy el país para hacer negocios?
El 25 de mayo se va a cumplir un año desde que terminamos el teatro de Vorterix y lo inauguramos. A mí me agarró el cepo cambiario y el control aduanero justo cuando estaba a la mitad del río. Las pantallas, las cámaras, los servidores, un montón de cosas estaban en pleno camino. Con mucho esfuerzo, con puteadas públicas, intentando charlarlo por todos lados, agarré el último vestigio para poder realizar esto.
Finalmente lograste superarlo…
Indudablemente el empresario actual va a tener un grave problema en lo que hace al mundo tecnológico. Yo estuve esperando tres meses para que me dieran 6 computadoras porque no había rígidos. Las cámaras también tuvieron problemas para ingresar hasta que pude convencer más o menos a alguien para que entendiera que se necesitaba importarlas. Hay cepo cambiario, es muy difícil. Nosotros no somos un país tecnológico, ni que genere tecnología. Tenemos que traer una pantalla digital si la queremos tener porque nadie la fabrica en el país. Creo que el proyecto Vorterix fue el último que necesitó comprar insumos tecnológicos en el exterior y que pudo hacerlo.
¿Eso te preocupa?
A esta altura, ya no hay forma de conseguir servidores en la Argentina. ¿Qué estamos haciendo? Hosteando un poco en Amazon, pero tengo que girarle la plata a Amazon para poder hacerlo. Por lo tanto nosotros ya habíamos pagado un año por adelantado, y ahora estamos viendo cómo vamos a solucionar nuestro problema. Creo que, como todo hecho totalitario que se ha armado, nadie importa, nadie cambia dólares, es hasta casi ridículo. Cuando lo decís, ya sentís que es ridículo.
¿Qué significa, dada tu experiencia, ser empresario hoy en la Argentina?
Yo creo que un empresario es la persona que genera una empresa y la puede llevar adelante. Y también me gustaría agregarle que con éxito, porque si no empresario es cualquier cuentapropista que intentó hacerlo y la pifió 7 veces.
¿Creés que el modelo económico se va a moderar o se seguirá radicalizando?
Desde una mirada política, es indudable que tienen un proyecto que van a llevar adelante, nos guste o no nos guste. De hecho, creo que están librando batallas, que son hasta impopulares a esta altura, pero igual las están librando. Entonces, nada me indica que esta gente no vaya a llevar a rajatabla lo que tiene pensado.
Y dentro de ese rajatabla, ¿cómo te ubicás?
Trabajo en un grupo que, indudablemente, a mí por lo menos, me ha dado independencia. Cuando todo el mundo habla del Grupo 23, más o menos le interfieren algunas cosas, digamos. Pero realmente tengo autonomía intelectual y autonomía económica. Lo que genero es lo que puedo gastar.
Si tuvieras que definir el momento actual, ¿qué es lo que te parece más preocupante?
Creo que es preocupante la monoidea. Porque la monoidea no tiene plan B: es mono, es una. Muchas veces pensé que la idea que tenía, incluso cuando armaba Vorterix, era la mejor, pero no tenía forma de avanzar sin ceder en algunas cosas que había pensado originalmente. No se puede estar en una monoidea porque estamos hablando de un país y se pueden tomar decisiones muy drásticas en favor de defender esa única idea, que se puede defender con valores realmente dignos, increíbles y sensatos, pero yo no veo que haya elasticidad o que se permitan retroceder un poco. Ese es el gran problema del modelo.
¿Hoy ser empresario tiene una connotación negativa y ser emprendedor, positiva?
Un empresario es una persona que genera una empresa y la puede llevar adelante con éxito. No es cualquier cuentapropista. A lo mejor no está tan mal ese desdoblamiento. Lo que pasa es que seguimos pensando empresas bajo las viejas estructuras de organizaciones corporativas medianas o grandes. Entonces, el empresario es el dueño de Arcor, Rocca, Goyo. Yo creo que hay una nueva generación que está más vinculada a la tecnología o a los emprendimientos.
¿Qué dificultades encontraste al momento de ser emprendedor?
Para llevar adelante mi primera gran idea tuve que armar una estructura, tuve que llegar hasta el dueño de un canal, que me atendiese, tomar un riesgo, tener empleados. Los tres chicos que hicieron YouTube comenzaron así: hicieron la página y, en un momento, empezaron a aprender que necesitaban servidores. Y un día se encontraron con u$s 1.800 millones, vendiendo una empresa que realmente había ido para adelante. ¿Se habían propuesto ser empresarios? Supongo que no. Pero estaría mal decirles que no lo son. Lo que pasa es que es cierto que preferimos decirles a las personas que parecen más cancheras, más jóvenes, que son emprendedores. Cuando hicimos Cuatro Cabezas, fuimos de los primeros a los que Endeavor apoyó. También decían: “Son nuevos emprendedores”. Y nosotros decíamos: “¿De qué están hablando?”.
¿Por qué cuando alguien habla críticamente, como lo hicieron Ricardo Darín o Guillermo Francella, se genera tanto ruido?
A lo mejor estuve en muchas peleas, algunas más tontitas y mediáticas. Me acuerdo que una vez Domingo Cavallo dijo en la televisión que él ganaba $ 10 mil y no sabía cómo vivir, y yo dije al aire que era un h.. de p… Era un pedazo de plástico y Cavallo me vino con todo. He tenido peleas en la época del menemismo, he tenido con otros. Me parece que todos los medios están pendientes: “¡Mirá lo que dijo!” y entonces agarran a algunos como escudo. Presentan una discusión estúpida. Decir lo que a uno se le antoja no tendría que terminar con juzgamientos. Lo que pasa es que a veces los medios oficialistas tienen los nuevos tribunales populares, que son insoportables. Tienen, de vuelta, la única idea, y sobre eso se basan. De alguna forma parece que te terminan apretando y dándote miedo. Pero, seamos sinceros: ¿Ricardo Darín no va a trabajar nunca más? No. Se comió un garronazo y listo.
Y la pelea de los medios como tales, ¿cambió su rol respecto de los últimos años?
Es lo mismo. A lo mejor hoy mi mamá está más al tanto y entiende que Clarín es oposición. No pensaban nuestros padres, tal vez más modernos, en los ‘70, que La Nación era oposición. No pensaban de Crítica lo mismo en el ‘55. Medios periodísticos y poder en un punto protagonizan una tensa batalla eterna. Y no es desde que Mariano Moreno sacó La Gaceta, es en Inglaterra, es en todos lados del mundo. Porque el poder ya no es del Estado. Los Estados que están buscando poder son muy bravos, pasa por otro lado.
¿Qué pasa cuando uno deja la tevé y se baja de programas de 20 ó 30 puntos de ráting?
Al principio te taladra la vanidad, porque vos te vas y decís “¡Cómo me van a extrañar!”, o querés creer eso. Y después te das cuenta, como se estará dando cuenta Marcelo (Tinelli) ahora que, tarde o temprano, cuando a vos te corren, dicen: “Ok, se corrió. Vamos, que no tenemos tiempo de velar un muerto”. Al día de hoy, a lo mejor por seguir expuesto, por seguir con proyectos, sigo estando y me llaman todos los años. De hecho, me han vuelto a llamar ahora para volver.
¿Pero no hay cierta angustia?
Claro que sí. Me pasó lo mismo cuando tomé la decisión de irme de Rock & Pop. Fue muy angustioso, pero entiendo que los cambios traen un momento así. Estoy dispuesto a afrontarlo y sé que una vez que pasa ese trance, no me arrepiento. Por lo menos hasta ahora no me ha pasado. Además, hago una trampa cuando digo que no estoy en televisión. Porque, de hecho, estamos terminando la aplicación para SMART TV. Esa es la nueva televisión. Entonces, ¿para qué volver a aquella televisión que entendimos hasta ahora, que cada vez tiene menos audiencia, que está siendo reemplazada por Internet y por los canales de cable, entre otros?
Y la televisión convencional, ¿cómo la ves?
Ha cambiado mucho. La televisión está perdiendo pauta. Primero fue con el cable, ahora con Internet. La red ya pasó al tercer lugar. Antes era la radio y ya no lo es más. Básicamente está apuntando a ser lo más masiva que se pueda. ¿Y qué es lo más masivo? Bueno, lo estamos viendo: Sin codificar, paneles que opinan de economía, policiales y son siempre lo mismo. Cada vez hay más paneles, cada vez menos televisión. Televisión de inversión no están mostrando. Netflix ya empezó a generar series, y series caras. ¿Son tarados? No. Y ya ni siquiera las están poniendo en el cable, ni siquiera se las venden como segunda opción al cable.
Respecto a la economía, ahora hay un debate muy grande por el tema de los precios, la inflación. ¿Cuál es tu punto de vista?
Digamos que el problema de mis insumos principales, que eran dolarizados, ya lo he solucionado. Entiendo también que es momentáneo porque, al usar tecnología, sé que mi parque tecnológico lo voy a tener que renovar, de alguna forma, dentro de no más de dos años. Y no lo puedo hacer todo de golpe, porque sería reinvertir todo nuevamente. Nos está costando un poco cobrar ciertas cosas: lo que antes era a 90 días pasó a ser tranquilamente a 160. No sé si por abuso del empresariado, que está aprovechándose tal vez de un momento que no es tan cierto y termina dando esta sensación de “cada vez me pagan más lento”. A grandes empresas llamo y me dicen: “Todavía no lo cobré. Te lo pago en 60, 90 y 120”. Y termina siendo 120, 150 días. Entonces, a veces un poco me confunde si el empresariado no abusa también de estos momentos un poco confusos. Pero no estoy preocupado principalmente por la economía. Hay que observar qué están haciendo.
¿Y qué análisis hacés de la inseguridad?
En realidad, nunca tenemos miedo por nosotros mismos… Tengo hijos, uno de 20 que sale y vuelve a las 6 de la mañana. Antes le decía: “Avisame, por favor, si vas para algún otro lado”. Ahora suena el teléfono a las 4 de la mañana, aunque sea para avisarme que va a otro lado, y se me para el corazón.
Fuente: El Cronista