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Hay situaciones históricamente relevantes que, cuando se ponen en relación, parecen paradojas del destino. Mientras en Brasil el primer Papa latinoamericano hacía la primera visita oficial desde su asunción como Sumo Pontífice afuera de Italia, en Buenos Aires, un 25 de julio a la madrugada, moría el artista argentino más crítico -y uno de los más importantes de esta región- de la bondadosa crueldad, como él mismo llamaba a la religión católica.
León Ferrari tenía 92 años. Nació un 3 de septiembre de 1920 y su carrera artística comenzó con retratos y dibujos alrededor de 1946. Un par de años después se mudó a Italia -de donde provenía su familia-, lugar en el que comenzó a dedicarse a la escultura y donde organizó su primera muestra. Nunca cursó la carrera de Bellas Artes. De hecho, era ingeniero de profesión. Su padre, en cambio, había sido pintor de iglesias, un dato de color que siempre valía algún chiste por parte del artista, dado el absoluto contraste con su obra.
Hacia 1965, con la guerra de Vietnam como contexto, presentó La Civilización Occidental y Cristiana, una escultura de un Cristo crucificado en un avión de combate. A partir de allí toda su obra se dedicó exhaustivamente a hacer una dura crítica a la religión, la iglesia y la violencia. Después llegó la dictadura militar y tuvo que exiliarse en San Pablo. Uno de sus hijos, Ariel, fue secuestrado y aún permanece desaparecido. Quizás esto, además de una convicción personal, explica su absoluto compromiso con los derechos humanos. Incluso ilustró en 1996 el Nunca más, cuando fue reeditado por el diario Página/12 en forma de fascículos, con centenares de testimonios sobre los crímenes perpetrados por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar.
Sus obras son de las que mejor cotizan en el mercado nacional e internacional. “Dentro del ranking de precios de obras de autores argentinos ocupa el número 85”, explicó Carlos María Pinasco, director de Colección Alvear de Zurbarán. “En ventas públicas su récord es una pintura vendida en diciembre de 2011 en Miami en u$149.500”, indicó.
“León Ferrari es uno de los artistas más importantes de América Latina y del mundo”, sentenció emocionada Natalia Giacchetta, directora de Centro de Edición, la galería de arte que manejaba la obra del artista. “Aunque la mayor pérdida es a nivel humano. Era un maestro de vida”, aseguró.
Su obra fue expuesta en algunos de los sitios más destacados del mundo, como el MOMA de Nueva York o el Museo Reina Sofía de Madrid, España. El año pasado, presentó en el Malba una selección de 70 obras.
La polémica cuando Francisco era Bergoglio
En 2004, el Centro Cultural Recoleta organizó una retrospectiva de la obra del artista. La muestra estaba compuesta, además de dibujos y cuadros, por esculturas de vírgenes en tostadoras, rodeadas de preservativos o hirviendo en pavas. Jorge Bergoglio, en ese momento arzobispo de Buenos Aires, habló de «blasfemia» y lamentó que se organice la muestra «con dinero que el pueblo cristiano aporta con sus impuestos». Tres años después, cuando ganó el premio León de Oro de la Bienal de Arte de Venecia, Ferrari bromeó acerca de su pelea con el actual Papa Francisco al sostener que es una especie de favor que me hizo Bergoglio. «En los últimos dos años, después de lo que pasó en Buenos Aires, me invitaron a siete bienales», dijo.
Fuente: El Cronista Comercial